Semana vocacional
La semana del 27 al 31 de enero hemos celebrado en el colegio al semana vocacional.
Con el lema “tu lugar en el mundo” hemos invitado a los alumnos a mirar hacia el futuro y animarles a emprender o continuar la búsqueda de su vocación.
La vocación es ese lugar único al que tienes que llegar para saberte realizado, pleno y feliz. Para alcanzarlo hace falta tiempo, reflexión, mirada, autoexploración …
Una de las funciones que debe tener la escuela es enseñar a los jóvenes a buscar su vocación y, una vez encontrada, convencerlos de que si eso es lo que tienen que hacer, que lo abracen con fuerza.
Las actividades vocacionales comienzan en sexto de primaria, curso de paso hacia la secundaria y momento oportuno para comprender que las personas pueden vivir y actuar con vocación o sin ella. Las dinámicas les invitan a ponerse a la escucha de los padres, de los profesores, de los amigos, de los catequistas… Dios nos habla a través de todos ellos y nos va sugiriendo pistas.
En secundaria hacemos una convivencia con los alumnos de 4. ESO de todo el día. Los chicos se enfrentan a preguntas que raramente se hacen. Comprenden que ahora se están convirtiendo en el tipo de personas que serán para siempre. Comprenden que la vida es como un puzzle que hay que armar con paciencia y teniendo un hilo conductor que indica la colocación integrada de las piezas (la vocación).
En 2º de bachillerato, con el final del colegio, hacemos otra convivencia de todo el día para ayudarles a dar con su propósito vital (vocación). Para ello hacemos un ejercicio profundo de autoconocimiento y autoafirmación, para tomar conciencia de lo que son. Porque si no sabes lo que eres no puedes saber lo que quieres o lo que puedes llegar a ser. Es una jornada profunda que culmina haciendo una línea biográfica o del tiempo, para hacerles conscientes de que tienen que tomar su vida en sus manos.
En los demás cursos de la ESO hacemos una sesión de interioridad incidiendo en la huella que tenemos que dejar en el mundo: una huella positiva, constructiva, fecunda, profunda. Huella que sólo será posible si realmente vivimos desde nuestro lugar en el mundo.